Slava, el futuro del boxeo español

Slava, el futuro del boxeo español

En el mundo del deporte, algunos aseguran que el campeón nace, que no se hace, es decir que los campeones son individuos genéticamente privilegiados que ya gozan desde su nacimiento de cualidades genéticas muy superiores a la media y que por tanto ya están predestinados al éxito de sus disciplinas.

En cambio, otros aseguran que los campeones se construyen a sí mismos, a base de esfuerzo, constancia, disciplina, rigor y paciencia, y que esas cualidades mentales y fuerza de carácter pesan mucho más en la balanza para alcanzar el éxito que la dotación genética.


Claro está que en las muy contadas ocasiones en que coinciden todos esos factores en una misma persona, entonces es cuando el mundo se sorprende ante fenómenos deportivos completamente singulares.

Uno de esos pocos casos es nuestro protagonista, Slava, que está llamado a convertirse en uno de los mejores boxeadores de la historia y desde aquí apostamos que más pronto que tarde se coronará como campeón del mundo de los pesos pesados.

Para los que nos gusta el boxeo y las estadísticas, vale la pena recordar que Rocky Marciano estableció más de un récord. Para empezar nunca fue batido como boxeador profesional y acabó su carrera con un 49-0-0 y que 43 de esas victorias lo fueron por KO. También es bueno saber que cuando ganó el título mundial ya contaba con 30 años de edad.

Pero si queremos fijarnos en alguien que estableció más de un récord de lo que podríamos describir como boxeador longevo, entonces Bernard Hopkins es nuestro hombre, pues además de coronarse campeón del mundo en tres ocasiones, la primera lo logró contando 46 años y luego lo repitió en 2013 cuando tenía 48 años, y volvió a ganar en 2014 a los 49 años de edad. 

¿A qué viene esta introducción? Es para subrayar que nuestro protagonista no tiene más que 26 años y que por lo tanto sus mejores años como boxeador están por venir.

Una afición muy temprana por el boxeo

V Yacheslav Zhyvotyagin (Slava, para los amigos), nació en Ucrania el 20 de septiembre de 1993, en concreto en la ciudad de Shepetovka, en el seno de una familia de cuatro vástagos, de los que él es el único varón. Con tan sólo 11 años comenzó a practicar el boxeo, pero a las 12 años su familia se trasladó a España y al llegar aquí tuvo que integrarse en el colegio, aprender el idioma, etcétera y eso dejó de lado el boxeo, aunque sus deseos no se mitigaron, sino todo lo contrario.

La razón de que acudiese al boxeo con 11 años, fue el deseo de su padre de que aprendiese a boxear para saberse defender. Y desde entonces el niño ya empezó a destacar.

“En Ucrania mis amigos no le daban mucha importancia a esa precocidad porque el boxeo en el Este es un deporte bastante común, incluso había un chico de mi clase que boxeaba y al saber que me apunté al mismo club me preguntó: ¿nos veremos allí no? y le dije: ¡claro que si! Pero no sé como, pero me apuntaron con los mayores y nunca coincidí con mi amigo. Yo era el más joven del grupo y la verdad me mostraban mucho afecto y cariño al ser yo el más pequeño. Estos recuerdos siempre los tendré bien presente mientras viva”, dice Slava, que siempre fue un chico algo más alto de la media. Hoy mide 1,97 metros y pesa 106kg.

A los 16 años regresó a Ucrania durante una visita y al reencontrarse con sus amigos de nuevo volvió a boxear con ellos y esa llama que seguía ardiendo dentro de él, se avivó como si una bocanada de oxígeno hubiese entrado en una hoguera para avivarla. Allí mismo decidió que al regresar a España reemprendería su afición, porque a pesar de poseer una genética privilegiada para las actividades físicas, su pasión siempre fue el boxeo.

“Antes del boxeo no practiqué ningún deporte en concreto” recuerda Slava, “pero aun así, no se me daba nada mal la educación física. Estuve en la escuela de música aprendiendo a tocar piano y trompeta. Lo terminé dejando porque en aquel momento no tenía tantas ganas de aprender y la misma disciplina que tengo ahora. En cambio, siempre me gustaba todo lo relacionado con el deporte y la verdad, me costaba mucho estar quieto sin hacer nada”. 

Como la mayoría de los chicos, Slava jugaba un poco al fútbol con los amigos después del cole, pero también pasaba mucho tiempo en las barras aprendiendo a hacer trucos y volteretas, siempre procurando superarse físicamente. “Una de las cosas que me gusta de la tierra que vine (Ucrania) es que en cada manzana siempre había un rincón de deporte publico gratuito”.

“Me gusta componer música, lo hago desde los 12 años, pero nunca me lo tomé en serio como hasta ahora. Aprendo y hago mi propia música y letra. Vuelvo a retomar lo aprendido en la escuela de música de lo poco que me acuerdo y trabajo para mejorar”. Esa faceta no se le da mal y está claro que tiene cualidades artísticas.

Unas vacaciones inolvidables en Ucrania 

Al volver a España tras su primer viaje a Ucrania, Slava decidió dedicarse definitivamente a su pasión y volvió a ponerse los guantes, para no cesar ya hasta llegar lo más lejos que su destino le tenga reservado.

“Nunca llegué a competir en mi país” dice. “Me acuerdo muy bien de mi primer interclub con 18 años. Yo mido 1,97m ahora pero cuando tenía 18 años era bastante más pequeño en envergadura y altura. Volví a Ucrania por vacaciones después de años sin haber estado en el país, intenté ir al mismo club mientras estaba allí, pero aquel club ya desapareció, pero encontré otro. Tras ir allí unos días, los chicos iban a otra ciudad para hacer sparring con los chicos de otros clubes y a mí también me lo ofrecieron a lo cual dije: ¡sí!” nos cuenta el coloso hispano-ucraniano. 

“Me puse tan nervioso la noche de antes, que no podía dormir... súper nervioso, montándome cada película siempre dramática. Dormí como dos horas. Llegamos allí y nos llamaron por nombres y nos pusimos uno delante del otro con los cuales íbamos a hacer el sparring. Salió un chico frente mío y me sacaba dos cabezas y con peso de más de 100kg. Sentía risas y comentarios por alrededor mío: ¡mala suerte Slava! Aun así tenía confianza en mí mismo también, con la presencia de miedo y algo de nervios. Hicimos el sparring, me exprimí al máximo pero de ninguna manera podía tumbarlo y la mínima que me tocaba, ¡flipaba en colores! Los chicos de mi club cambiaron su actitud hacia mí, me mostraban más respeto y me consideraban de los suyos, a pesar de estar yo pocos días con ellos. Pensándolo con la mente de ahora, puedo comprender mejor que un club deportivo es en el fondo como una familia y así me sentía integrado. Después me enteré que el chico con el cual boxeé era doble campeón de Ucrania, entiendo que no hay muchos chicos de 16 años que sean de la altura que tenía él y su peso, incluso aunque practiquen boxeo. Fue una experiencia que ahora forma parte de mi pequeña historia”.

Su bautismo como boxeador fue en España y no fue fácil

La familia de Slava se había instalado en la provincia de Lleida y su mayor dificultad era para salir a competir, porque lo que es competiciones de boxeo era algo muy lejano en aquellas zonas, aun así hacían alguna competición de kick boxing, pero boxeo eso era mucho más complicado. Empezó a buscar más lejos y gracias a un amigo encontró el lugar que después sería su club durante un tiempo. “Mi mayor dificultad fue cuando el entrenador en quien deposité mi confianza me traicionó” recuerda no sin una mueca de tristeza.

“Lo hizo al dejarme pelear en los campeonatos de Cataluña contra un chico que había debutado como profesional y volvió a amateur después de haber perdido por un K.O. El chico estaba hambriento de su realización por el trauma psicológico que supuso esa derrota y me tocó a mí ser la victima. Yo llevaba solo dos combates amateur y los dos nulos”. El entrenador en el cual confió lo dejó salir al ring sabiendo que esa pelea era desproporcionada para un chico que sólo había realizado dos combates y estaba empezando.

“Me acuerdo muy bien cuando vine al pesaje y di 83kg, hacía dietas improvisadas y entrenaba como en las películas, hasta el fallo. Puede ver como entraba al pesaje ese chico con el cual iba a pelear (sin yo saberlo todavía), y vi como se pesaba y dio 93kg, yo dije: mala suerte le tocará a alguno, y resulta que me tocó a mí, je je. Perdí por K.O en el segundo asalto. Dejé el boxeo durante un año perdiéndome en el mundo de la noche” la experiencia fue dura para alguien que sólo había disputado dos combates.

“Decidí volver y hacer la revancha con este chico. Volví con el mismo entrenador porque en aquel momento no conocía a ninguno más. Reconozco que regresé solo con el interés de hacer muchos combates y volver a encontrarme con el chico sin tener ninguna confianza en el entrenador después de todo. Más tarde encontré a otro entrenador en el que tenía miedo en confiar, pero confié, y después de tres años volví a encontrarme con el chico que me hizo caer. Fue un combate muy duro, me acuerdo que incluso puse la mascara de Vendetta para hacerle recordar quien era yo y de que no había ningún día desde aquel K.O que no pensara en él. Reconozco que quise tomarme la venganza. En el tercer asalto le conecté unos golpes los cuales casi lo llevaron a la lona, pero el chico al ser perro viejo se agarró a mi y escupió el bucal, y yo seguía súper ansioso por noquearlo, pero no pude. Me preguntaba ¿por qué? pero ahora sé la respuesta, creo que Dios no me permitió noquearlo porque me guiaba por pura venganza, quería hacerle pagar todo el dolor que me causó este chico y yo quería hacerle lo mismo que él me hizo. Lo cierto es que él no tenía ninguna culpa, él es un boxeador como yo y su deber es pelear”. Slava es un hombre muy creyente y cree que siempre se ha de hacer el bien ante cualquier situación.  

“Al terminar el combate, tardaban mucho en dar el resultado. Yo peleaba en su casa y eran las reglas de la casa. Le dieron ganador, pero el chico se dirigió al micrófono y afirmó públicamente que no había ganado él y que fue el combate más duro de su vida. Fue un gesto muy deportivo que lo honra. La mochila llena de piedras que llevaba sobre mis hombros durante tanto tiempo cayó y me sentí liberado. Después me pregunté varias veces, ¿de verdad quieres seguir boxeando? ¡Y me dije que si!”

Le hizo tanto daño a su amor propio aquella amarga derrota que durante un tiempo sólo tenía en su mente subir al cuadrilátero para vengarse, y se entrenó con ferocidad e intensidad con ese único propósito, pero aquella noche vivió la esencia de este deporte, la grandeza del auténtico boxeador que lleva implícita la nobleza del deportista que respeta a su oponente en la victoria y en la derrota. Esa noche cambió todo para Slava. Se liberó de un gran peso y se abrió un nuevo tiempo. El del verdadero boxeador.

El boxeador actual 

Finalmente, Slava está comprometido al 200% con su carrera como boxeador y hoy es ya boxeador profesional, uno que ha dejado atrás el peso crucero que le habían impuesto y que le resultaba extremadamente difícil de conseguir, porque con su actual 1,97 metros de altura y una estructura ósea fuerte y poderosa, literalmente se tenía de dejar morir de inanición para dar esos 91kg en la báscula. Su mejor decisión fue abandonar ese peso y pasar el peso pesado. Ahora pesa 106kg y está ganando tal cantidad de masa muscular limpia, que cuando madure un poco más el hispano-ucraniano puede llegar a subir al cuadrilátero con más de 115kg en muy buena forma con una cintura de auténtica piedra. Su dotación genética es tan favorable, que éste atleta tiene una increíble facilidad para ganar fuerza y acumular kilos de músculo. ¡Genéticamente hablando es un privilegiado!

“Mi boxeador favorito fue, es y será el gran Mike Tyson” afirma con rotundidad.

“Me acuerdo que en los momentos más difíciles, cuando pasaba más miedos antes de los combates siempre ponía sus videos. He visto todas las películas documentales sobre él, me gusta mucho como boxeador, nadie es perfecto, pero aun así puedo comprender por las dificultades que él pudo pasar para ser así. Igualmente lo valoro como un gran deportista y me quito el sombrero y le agradezco por motivarme sin él saberlo”.

Ni que decir tiene que Slava ha evolucionado mucho como boxeador, y no únicamente en el aspecto físico, que ahí ha ganado la friolera de 15kg de músculo puro en los últimos meses, sino también en su técnica y en su forma de entrenar.

“Antes mis entrenamientos se basaban más en la técnica y en la táctica” recuerda. “Ahora mi programa es mucho más complejo porque incluye la mejora de la fuerza, la potencia, la velocidad, la acción-reacción, la técnica, la táctica y por supuesto la resistencia”.

El nuevo Slava y su enfoque plurimultidimensional

Llegar a lo más alto de cualquier deporte no es sencillo, pero hacerlo en el mundo de las cuatro cuerdas lo es menos, y no basta con poseer unas condiciones genéticas privilegiadas, sino que es necesario trabajar mucho y muy duro y sobre todo prestar atención a cada detalle. No es el aspecto únicamente físico, sino también el mental, casi más mental que físico. Y en eso el hispano-ucraniano se está volviendo un auténtico maestro. Por eso actualmente su enfoque es plurimultidimensional, es decir que presta la máxima atención a cada uno de los muchos detalles.

“Mi enfoque ha cambiado drásticamente. A través de los años de práctica vas aprendiendo, hagas lo que hagas, sea lo que sea, al final siempre vas a aprender de aquello en lo que inviertes tu tiempo. Reconozco que no fue fácil, ahora entiendo que llegaron arriba no siempre aquellos que puede que tuvieran las mejores condiciones, sino aquellos que no bajaron las manos en mitad del camino. No es nada fácil, pero no imposible”. Admite Slava.

“Para seguir avanzando en el buen camino, lo primero es tener un buen entrenador, también una buena promotora, pero la mentalidad óptima y no dudar en lo que estoy haciendo es asimismo absolutamente esencial” afirma Slava.

Y acerca de la importancia de la alimentación señala: “Tengo experiencia y sé lo que es pelear en el peso que no es tuyo y siempre me tuve que recortar mucho la comida. Creo que una buena alimentación constituye una gran parte del círculo para ser un gran boxeador: entreno, comida y descanso. Si falla algo del circulo, vamos mal”.

Como un atleta moderno, Slava sabe bien que para rendir al máximo en sus duras sesiones de entrenamiento, no basta con  alimentarse bien, porque sus necesidades físicas son tantas que su cuerpo se puede beneficiar ampliamente de añadir a su programa alimenticio algunos complementos nutricionales que puedan incrementar su aporte de nutrientes clave, como vitaminas, minerales, antioxidantes, proteínas, etc.

“La suplementación juega un gran papel en la preparación física, tanto para mejorar el rendimiento durante las sesiones de entrenamiento, como la recuperación después del mismo. Cuando tienes una fecha pera el combate, la presión de los entrenamientos se multiplica y el cuerpo necesita ayuda de la suplementación para cubrir todas sus necesidades, especialmente de proteína. Muchos piensan que la proteína es mala, pero es un problema de no saber o de no informarse bien. La gente habla y muchas veces sin saber de lo que hablan. La proteína es el material del que se construyen los músculos y eso en el boxeo es esencial, especialmente en los grandes pesos por la masa muscular que hay que tener, y obtenerla a través de los alimentos convencionales, como carnes, aves, pescados, huevos y lácteos a veces no es suficiente, así que ahí es dónde entra la ayuda de los suplementos” asegura Slava.

“Y en ese sentido tengo la suerte de contar con los productos de mi patrocinador Olympus Sport Nutrición que me son de gran ayuda y con los que espero seguir progresando a buen ritmo como hasta ahora”.

Historial deportivo de Slava

Boxeo Amateur

24 combates,  20 victorias (11 K.O), 2 empates, 2 derrotas (1 por KO y 1 por puntos). 

Segundo puesto en el campeonato de España de clubes 2016

Peso Crucero -91kg

Boxeo Professional

5 combates. 5 victorias. 2 K.O. 0 empates. Peso Crucero -91kg

A partir de ahora ya milita en los pesos pesados.

El hombre, fuera del cuadrilátero

Slava aparte de ser un atleta fenomenal, fuera del cuadrilátero es un joven de 26 años con aficiones muy variadas. Echemos un vistazo el hombre fuera del ring. 

Por ejemplo, sus gustos en música:

“Me gusta la música en general. Un poco de hip hop, rnb, trap, música electrónica y a veces también música clásica, todo depende del humor, esto es lo bueno de la música”.

Su forma de vestir:

“Pasé por diferentes épocas, el rollo swag y estas cosas lo probé cuando tenia 20 años, pero ahora ya soy hombre y me gusta ir elegante, pero no tengo ningún problema para ir con chandal”.

¿Cómo pasa el tiempo libre?

“Mi tiempo libre intento invertirlo en aquello que me da paz. A veces me pongo a leer, quedo con algún amigo para disfrutar de una conversación que te hace crecer como persona, escaparme hacia algún lugar fuera del área en el que me rodeo”. 

“Pero no salgo casi nunca, intento aprovechar el tiempo en hacer las cosas que me gustan y quedar con algún buen amigo o hacer algo diferente para salir un poco de la monotonía y la rutina. El cine me gusta mucho, sobre todo la comedia y también las películas de dibujos y no me avergüenzo de ello”.

Aunque cuando llega el caso se atiene a la dieta por dura que ésta sea, reconoce que cuando puede… “Mi comida favorita claramente es el dulce, tarta de queso, pasteles, etc..” risas. 

“No es que sea muy amante de la lectura pero si me gusta. Principalmente leo la Biblia porque creo en Dios, intento aprender un poco más sobre el mundo y sus grandes artistas o sobre sucesos históricos que cambiaron nuestro presente”.

Slava trabaja en una empresa de Puentes Grúa, se ocupa de montajes, reparaciones y de mantenimientos. Su trabajo anterior fue de rotulista y como él asegura: “¡Pegar pegatinas también tiene su arte!”

Este es a grandes trazos, Slava, un boxeador nacido en Ucrania pero criado en España, que a nuestro juicio por sus cualidades físicas y su entrega y devoción al noble arte de las cuatro cuerdas representa el mejor futuro del boxeo español y posiblemente el único de nuestro tiempo con verdaderas posibilidades de convertirse en el campeón del mundo de los grandes pesos. 

Después de todo, como vimos al principio, algunos campeones del mundo llegaron a lo más alto a una edad tardía, mientras que Slava es todavía un joven de tan sólo 26 años.

Creado el 23/03/2020 Nuestros atletas

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