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El pescado debería formar parte de vuestra dieta, porque proporciona valiosos nutrientes, proteínas, grasas esenciales, vitaminas, minerales etc y además está delicioso, sin embargo, en la actualidad ya no es seguro del todo consumirlo. La principal razón es la contaminación con metales pesados y en especial con mercurio que presentan muchos tipos de pescados. El exceso de mercurio puede producir efectos nocivos sobre los sistemas nervioso, digestivo e inmunológico, pulmones y riñones.
¿Cómo evitarlo? Seleccionando el tipo de pescado. Cuanto más grande es el pescado mayor contenido de mercurio tendrá, porque vive mucho más tiempo y porque come otros pescados que a su vez acumulan dicho mineral. El atún, el pez espada, rape, bonito, tiburón, rosada, son algunos ejemplos.
El pescado pequeño vive menos y se alimenta de plancton y algas y los menos contaminados son la sardina, el boquerón, el salmón, el bacalao, el lenguado, la trucha y los mariscos como gambas, langostinos, el pulpo, los calamares, etc.
Otro problema que está creciendo es que ahora el pescado se cría en piscifactorías y eso lo empeora más. La normativa es todavía muy laxa en cuanto a esta información y permite que puedan decir que el pescado está criado en el mar, pero lo es en unas especies de piscinas gigantescas que están delimitadas por redes, de manera que aunque de hecho estén en el mar los peces no pueden nadar libremente en ese espacio y no dejan de estar de forma semejante a como lo está el ganado estabulado.
Imaginad el salmón que recorre miles de kilómetros y nada contra corriente en los ríos y que ahora sea un pez sedentario. Su carne se vuelva pálida en lugar de rosada, aunque los criadores han aprendido a suministrarles en su alimentación una especie de colorante para que adquiera ese color característico. Y el contenido de omega 3 es muy inferior. Pero lo peor de todo es que a estos peces los alimentan con piensos o harinas supuestamente de pescados y algas, pero en ocasiones en esos piensos se añaden gusanos de tierra y algunas verduras y otros materiales que no son ni remotamente alimentos naturales en su hábitat normal.
En algunos países es normativa que el pescado esté etiquetado si procede de piscicultura o es salvaje. Así que aunque cueste un poco más, procurad comer pescado salvaje para obtener los máximos nutrientes y evitar la contaminación que arrastra este tipo de pescados de piscifactoría.
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